Los avances en tecnología se trasladan a todos los ámbitos de nuestra vida y a todos los sectores empresariales. El ya conocido Internet de las Cosas también tiene su impacto en logística, donde está generando nuevos desafíos y oportunidades en la cadena de suministro. La interconexión de objetos abre nuevas posibilidades en el mercado y nos empuja a ser más eficaces y ágiles.

Qué es el Internet de las Cosas

Las relaciones entre humanos y máquinas son ventajosas, pero, ¿qué pasa si dejamos simplemente que las máquinas hablen entre ellas? El término original es Internet of Things (IoT) y hace referencia a la capacidad que tienen los objetos de comunicarse entre sí y generar a su vez flujos de información. Un buen ejemplo de esto en nuestra vida más cotidiana son las pulseras de actividad. Estos dispositivos se comunican directamente con el smartphone y transfieren una serie de datos que su sistema operativo es capaz de procesar.

A nivel logístico, Iot pone a los diferentes mecanismos a “hablar” para informarnos de dónde se encuentran y en qué condiciones. Como ya vimos al hablar de Big Data, la transferencia de datos a través de la red nos permite controlar y enriquecer nuestros procesos.

Optimizar el trabajo y automatizar el desarrollo de la cadena de suministro puede tener un reflejo claro – y positivo, claro – en la precisión de las operaciones logísticas, mejorar la gestión de los datos de manera interna y plasmarse en la experiencia del cliente.

Digitalización y cadena de suministro

Un estudio de DHL revela que la logística ya está inmersa en las últimas tendencias en tecnología. El Internet de las Cosas es la tercera solución que más interesa a los grandes operadores, solo superado por el Big Data y la nube. Supone un giro en los procedimientos que trae de la mano innumerables ventajas: mejoras operativas, flotas y procesos. El IoT aplicado a la logística se presenta como un mundo por explorar al que ya hemos pegado un buen mordisco, pero que aún tiene mucho que ofrecernos.

Inversiones y riesgos: ¿merece la pena?

Los avances están al alcance de nuestra mano, pero, ¿cómo los aplicamos en nuestro sector? Ya vimos que el tratamiento de datos masivos tiene una repercusión definitiva en logística: información en tiempo real, análisis predictivos de los envíos y entregas, detección de los puntos críticos en la última milla…  

Hace unos años era una tendencia de futuro, pero a día de hoy el Internet de las Cosas ha despegado con fuerza y la transformación que se vaticinaba es una realidad sujeta a seguir evolucionando. Evidentemente supone un esfuerzo económico y estructural sumarse al uso del IoT. En este sentido, los operadores logísticos más grandes son los pioneros en implementar e innovar, mientras que otras empresas más modestas estudian las ventajas y van apostando de manera progresiva por la incorporación de estas tecnologías. Nadie quiere quedarse fuera y no es para menos. Las posibilidades del IoT son prácticamente infinitas: algunas de las novedades se basan en ideas ya existentes para dar un importante salto cualitativo, mientras que otras revolucionan lo que hemos conocido hasta la fecha.

Cómo se está aplicando ya el IoT

¿Cómo logramos interconectar nuestros sistemas? Un primer comienzo fue la inclusión de las etiquetas inteligentes o Smart Tags. Suponía dar un paso más al tradicional código de barras e incorporar la capacidad de modificar la información a su paso por las diferentes etapas de la cadena de suministro. Si bien este tipo de marcas están muy integradas en logística, admiten mejoras en cuanto a la información que son capaces de ir procesando y asumiendo en el proceso.

La gestión de los almacenes también saca su beneficio del IoT. Inventariar los stocks no solo resulta más sencillo y eficiente si utilizamos la tecnología, sino que además, podemos dejar literalmente en sus manos esta tarea. Sí, en los almacenes ya existen drones especializados en registrar las existencias, catalogar y advertir de la falta de productos, por ejemplo.

Esto repercute inmediatamente en las flotas: qué vehículo es más adecuado para según qué mercancía, qué condiciones debe cumplir para optimizar su transporte…
Por último, ya hemos visto cómo la monitorización de la información en la fase final de la distribución –  última milla – es esencial para completar con éxito el servicio de transporte. El IoT nos permite tener información en tiempo real de la situación y estado de los envíos mediante la información del vehículo/conductor (geolocalización, temperatura del vehículo o apertura de puertas) y la propia información del envío (entrega e incidencias, cambio de dirección o información de entrega adicional…) todo ello permite optimizar el coste y mejorar la experiencia del cliente.